Maldonado 2297 esq. Cassinoni, Montevideo
Del 9 de noviembre al 5 de diciembre
De martes a sábados de 20 h a cierre
A riesgo de que me califiquen de loco, tengo que exponer mi obsesión con el agua, para que entiendan el sentido de ésta muestra. Nací pisciano, y supongo que en alguna vida pasada, fui pez. Me desestresa regar las plantas hasta desbordar las macetas, cambiar una y otra vez el agua de mi pecera atestada de peces y caracoles, y llenar la palangana para hundir la cabeza y controlar cuánto tiempo aguanto la respiración. Desde hace años escribo una novela, y me asusta ver cómo el agua se vuelve más y más protagonista. En mi obsesión por fotografiar, y por mantenerme cercano al agua, he caminado kilómetros y kilómetros por ese límite confuso en el que el agua se cruza con la tierra, donde los rastrojos del mar se abrazan con los desperdicios de la ciudad. De nuestro lado, yacen los fósiles y los restos de los hijos desterrados del mar, y del otro, los hijos de la tierra se sumergen en sus aguas, por cuestiones lúdicas o religiosas. Y frente a mi cámara, dejan caer su ancla, y los atrapo en mis fotos, anclados eternamente en mundos ajenos.
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